La adolescencia es considerada como una etapa de alto riesgo para la aparición de problemas de salud mental, se considera la adolescencia, cuyo impacto puede perdurar a largo plazo, afectando la salud física y el bienestar personal, en el trabajo y en la vida, el entorno educativo de las personas. De hecho, se estima que aproximadamente entre el 20% a 25% de los jóvenes tendrán trastornos de salud mental cada año.
Por ello, en el Plan Nacional de Salud Mental 2017-2025 se establece entre sus objetivos estratégicos: (a) promover la salud mental, (b) prevenir la aparición y promover la detección temprana de trastornos de salud mental en las personas y minimizar los efectos negativos de la enfermedad sobre la persona, su familia y la comunidad, y (c) aumentar la educación, brindando información de calidad a la población sobre temas relacionados con la salud mental, para crear conciencia sobre la importancia de la salud mental y cómo abordarla.
Conocer el estado de la investigación en salud mental de adolescentes y jóvenes en Chile. Con ese objetivo, investigadores de la Universidad de Chile y del Núcleo Milenio para Mejorar la Salud Mental de Adolescentes y Jóvenes, Imhay, incluyendo la profesora del Departamento de Control de Gestión y Sistemas de Información de la FEN, Alicia Núñez, además de académicos del Ramaiah Public Policy Center y de la University of Illinois at Chicago, desarrollaron la investigación State of Mental Health Research of Adolescents and Youth in Chile: An Ontological Analysis.
La profesora Alicia Núñez, quien también es investigadora principal de Imhay, sostiene que “esta investigación nos permite entender el foco que se ha puesto hasta el momento en las investigaciones de salud mental en el país, pero así también nos permite dar cuenta de los desafíos que existen a futuro y aquellas áreas donde los esfuerzos de investigación en la materia requieren de mayor desarrollo”.
El artículo indica que tener conocimiento sobre las investigaciones en torno a la salud mental puede ser una herramienta clave para la toma de decisiones, pudiendo “contribuir a establecer prioridades de investigación, distribuir recursos y diseñar intervenciones basadas en evidencia para la prevención y promoción de una buena salud mental”.
Hallazgos
“Los investigadores encontraron pocos estudios que cubrieran las etapas de sensibilización, diagnóstico, prevención, consejería, tratamiento y rehabilitación para abordar la atención en salud mental de adolescentes y jóvenes en el contexto chileno”, señala el documento. En este sentido, Marcelo Crockett, investigador doctoral de Imhay y uno de los autores de la publicación, señala que “la mayoría de los estudios se han focalizado en la detección y evaluación de los problemas de salud mental y en menor medida en el desarrollo de intervenciones. Es muy importante también evaluar la eficacia de las intervenciones para prevenir o tratar los problemas de salud mental, así como aquellas que promuevan una buena salud mental. Esto podría ayudar al disminuir los problemas de salud mental en este grupo, más allá de la detección”.
Respecto a las condiciones de salud mental, el estudio revela que “hay un mayor énfasis en un determinado grupo, como los trastornos depresivos, los trastornos de ansiedad, los trastornos relacionados con uso/consumo de sustancias, los trastornos relacionados con el trauma y el estrés, los trastornos del control de los impulsos y de la conducta, y otros resultados asociados con salud mental como el riesgo suicida y el bienestar”.
Por el contrario, otras condiciones de salud mental han recibido menor atención en las investigaciones, tales como los trastornos del neurodesarrollo, el espectro de la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el trastorno obsesivo compulsivo, los trastornos alimentarios, los trastornos de la personalidad y otros relacionados con la calidad de vida y el estigma hacia la salud mental.
En relación al entorno donde se ha realizado investigación sobre la atención en salud mental de adolescentes y jóvenes en Chile, la investigación refleja que se ha realizado mayoritariamente en escuelas y universidades, y, en menor medida, en hospitales y centros de salud ambulatorios.
“Una explicación fácil, para tal patrón, es la viabilidad de reclutar sujetos de investigación en estos entornos (…). Es necesario considerar entornos como hospitales o centros de salud y reorientar/especificar el papel de diferentes proveedores”, se indica en el estudio.
Sobre el tipo población, el documento da cuenta que existe un mayor énfasis de investigación en adolescentes y jóvenes en la población urbana de Chile, lo que excluye a grupos de la zona rural y otros grupos socialmente desfavorecidos, como los indígenas, los jóvenes con discapacidad, cuyas estadísticas nacionales dan cuenta que el 5,8% de los niños y adolescentes (2 a 17 años) se encuentra en esta categoría; las personas LGBT, el 9,5% de los jóvenes declara una orientación sexual distinta a la heterosexual, el 2,1% son trans y de género no conforme; y los inmigrantes.
Si bien en el estudio, los investigadores señalan que existen “esfuerzos de investigación aislados que se han llevado a cabo en Chile para explicar el estado general de la salud mental en adolescentes y jóvenes, hay una falta de coordinación entre las prioridades establecidas por los tomadores de decisiones y los investigadores”.
En ese aspecto, destacan que los resultados del estudio dan cuenta de la necesidad de fortalecer la investigación en salud mental en el país, para priorizar los temas que contribuyan a la toma de decisiones, en base a las necesidades de la población.
Para llevar a cabo el estudio, que fue publicado en el Journal Environmental Research and Public Health, los investigadores realizaron un mapeo ontológico, proceso a través del cual revisaron un total de 1.688 artículos de investigación en las bases de datos Scopus, Web of Science y SciELO asociados a la temática, de los cuales seleccionaron 346.